En
la dulce oscuridad de tus dedos
el
sol termina con las huidas,
un
camino extraño de los nombres
que
no permite un encuentro
y
sí un coito increíble.
En
la madera del Olmo de Machado
el
amor agoniza, y la única navaja
desfallece
al escribir la historia de aquellos seres
que
describen el desamparo
cuando
la noche desaparece,
y
el encuentro es perfecto entre el hombre
que
llora por su amor, y la musa,
y
los nombres en la corteza gritan
como
un monte perezoso
al
que el hombre sube para reírse.